El estrés es comúnmente relacionado con problemas de salud mental, sin embargo está demostrado que puede tener graves efectos sobre nuestra salud física. En tiempos de mucho estrés, como durante esta pandemia, podemos estar experimentando tensión muscular, pensamientos negativos, ansiedad, presión en el pecho y cambios en nuestra función digestiva. Seguramente has escuchado estas frases, tengo un nudo en el estomago, siento mariposas en la barriga; está demostrado científicamente que el cerebro y el intestino están comunicados bidireccionalmente, es decir las emociones y las funciones cognitivas afectan a la función intestinal y viceversa.
La conexión entre el estrés y el intestino es profunda, para tratar de explicar esta relación de una manera sencilla, altos niveles de estrés pueden afectar tu sistema inmune enviando señales para dañar el revestimiento intestinal y un intestino desequilibrado o dañado puede generar una respuesta crónica al estrés, perpetuando aún más daño intestinal.
Esto puede agravarse cuando ya tienes una barrera intestinal comprometida, por ejemplo si sufres de un síndrome de intestino permeable, tu cuerpo está en un estado de inflamación percibiendo una amenaza constante, lo cual a su vez mantiene al sistema neurológico en alerta con una respuesta de supervivencia de la adrenalina al límite, lo cual se manifiesta en sentimientos de angustia y malestar.
La salud de tu microbioma también es importante. El intestino produce mas del 90% de la serotonina del cuerpo, así como GABA, un neurotransmisor depresor del sistema neurológico, dopamina, norepinefrina, epinefrina y acetilcolina. Según el equilibrio de las bacterias intestinales, también conocida como microbiota intestinal, el intestino producirá neurotransmisores más “depresores” o más “activadores” del sistema nervioso, pudiendo causar estados de relajación o, por el contrario, de estrés.
¿Cómo podemos mejorar la salud intestinal y el estrés?
Al buscar formas de sanar nuestro intestino y equilibrar el estrés, es importante reducir los alimentos inflamatorios de nuestra dieta, substituyéndolos por fuentes ricas en nutrientes y fomentar el equilibrio del microbioma.
- Remover alimentos inflamatorios de nuestra dieta: maíz, soya, gluten, lácteos y azúcar. Si después de eliminar estos alimentos continuas con síntomas, es recomendable ver a un especialista y considerar una dieta de eliminación y/o exámenes de sangre específicos.
- Integrar practicas para el manejo del estrés en tu vida diaria; meditación, yoga, mindfullness, reducir la cafeína, hacer actividad física, entre otras.
- Darle descanso a tu intestino; cuando estas en estado de estrés, tu cuerpo funciona en modo de alerta constante en vez de descansar y digerir. Esto puede significar que se producen menos enzimas digestivas, dejando al intestino propenso al daño. Después de un periodo de estrés agudo, como un gran cambio de vida o un evento importante, considera comenzar el día con un caldo de hueso.
- Incorporar comidas que ayuden a sanar tu intestino; es decir comidas que faciliten la absorción de nutrientes y que reduzcan el efecto inflamatorio de tu organismo, como por ejemplo:
- Caldo de hueso
- Gelatina
- Colágeno
- Probióticos
- Alimentos fermentados
Para concluir, lo más importante, si consideras que estas presentando cambios en la salud de tu intestino es ver a un especialista y buscar ayuda profesional para ser guiado en la sanación de tu intestino.
Gracias por leer!.